Efemérides.- Aniversario de la llegada de la antigua imagen de Jesús Atado a la Columna

Fecha publicación en la web: 11/09/2020 | 7.950 Visitas

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Casi a mediados del siglo XVIII concretamente en 1740, un joven boticario aloreño (digo bien, boticario pues en aquella época no se usaba el nombre de farmacéutico) 11 amado D. José Hidalgo de Aracena y Martín, se embarcaba en Cádiz para las Américas no para buscar fortuna, sino como resultado de su azarosa y corta vida (29 años).

Era hijo mayor del distinguido matrimonio formado por D. Miguel Hidalgo de Aracena y De Catalina Martín Lozano, que lo enviaron al colegio del Sacro Monte de Granada para cursar una carrera literaria, pero tuvo la doble desgracia de batirse. en duelo con otro estudiante y matarlo, y yo se sabe, que los duelos por muy honorable que sea la causa y muy noble que haya sido la lid, están prohibidos y perseguidos por la ley; así que huyó a Ronda, en donde tenía una tía monja, que lo amparó y ocultó algún tiempo y al cabo del cual, lo envió a Cádiz y le costeó los estudios de boticario. Mas harto de estar sobre ascuas, se marchó a América.

Se estableció en la ciudad de Popayán del Reino de Quito, (hoy Colombia). Un día llego un hombre a la farmacia y le propuso la venta de una mina de plata que había descubierto, aceptó y adquirió dicha mina que resultó tener un riquísimo filón, en donde trabajaron más de cien mineros; tan rica era que hasta el botamen de la botica era de plata.

Llamó a los sobrinos, hijos de su hermano Cristobal, pues su hermano Alonso no tuvo descendencia y su hermana era monja; estos sobrinos se apellidaban: Hidalgo de Aracena y Chamizo, y no se decidieron a atravesar el Océano, ya que los barcos eran veleros que tardaban más de un mes en llegar. No obstante, él mandaba dinero en abundancia, adquiriendo para sus hermanos fincas y mayorazgos, entre ellos el «Cortijo de Torres, hasta hace poco de la familia Funez, descendientes de su sobrino Miguel; «Amaro», todavía propiedad de los descendientes de su sobrino Alonso; «Olivar del Señor en Canca, aún hoy día propiedad de los descendientes de sus sobrinos Juan y Catalina.

Pero la joya más preciada que envió de América, fue una imagen de autor desconocido, del Señor Atado a la columna, y dinero para hacerle un retablo, por cierto, que venía con candelabros de plata, y en Cádiz, se los cambiaron por otros de latón; además compró un olivar en término de Canca, para que lo disfrutaran los camareros o encargados del Señor, y por devoción, dieren aceite para alumbrarle.

El primer camarero fue su hermano Cristobal, luego el hijo de este, también llamado Cristobal Hidalgo de Aracena y Chamizo, sacerdote, y sus hermanas Juana e Isabel, solteras. Seguidamente pasó a los sobrinos de estos Fernando Romero Hidalgo de Aracena, hijo de Leandro Romero Jurado y Catalina Hidalgo de Aracena y Chamizo, y a su esposa y prima hermana Mariana, hija de Juan Hidalgo de Aracena y Chamizo y de Rosa Diaz Acedo; heredó el cargo la hija de este matrimonio Antonia Romero Hidalgo de Aracena, que casó con Miguel Bootello Morales, y sus hijas solteras Antonia y Mariana Bootello Romero fueron posteriores camareras.

En Señor de la Columna, lo estuvo sacando en Procesión la Santa Escuela de Cristo hasta 1859 que lo sacó la recién fundada cofradía de Nuestro Padre Jesús hasta 1934, año en que entrando a la iglesia sufrió un resbalón uno de los porteadores, perdiendo el equilibrio los compañeros y cayendo la imagen al suelo haciéndose pedazos; sus camareras cerraron las puertas y ventanas de su casa en calle Carmona en señal de dolor y luto. Es curioso que la fecha nefasta nadie la recordaba de los que pregunté, hasta que me la dijo precisamente un descendiente de Juan Hidalgo de Aracena: Federico Hidalgo López. El retablo fue destruido en la guerra de 1936.

El actual Señor de la Columna, lo encargó y costeo Doña Antonia Castillo Casermeiro, lo talló el granadino Prados López, el que talló años más tarde la imagen de San Juan Evangelista. Salía en procesión el Miércoles Santo y también con San Juan en la «Despedía», hasta que empezó a agrietarse la imagen, y ante el peligro que suponía, no lo procesionaron más.

Durante las últimas obras de la Iglesia Parroquial, y ya muertas sus camareras, los sobrinos de este, o vivían en pisos o en casas de difícil acceso, y fue alojado en casa del también Hidalgo de Aracena, Pepe Rosas Hidalgo.

En la actualidad, un animoso grupo de jóvenes de la Hermandad de Jesús, lo quieren volver a procesionar y están trabajando para ello.

Ya están gestionando su restauración y quiera Dios que pronto podemos contemplarlo como antaño en la noche del Miércoles Santo.

Que el Cristo de la Columna se los premie y bendiga.

246 AÑOS DE HISTORIA SANTÍSIMO CRISTO DE LA COLUMNA

Álora, 7 de agosto de 1986

REGINO BOOTELLO MIRALLES

HIDALGO DE ARACENA

Revista Nazareno de las Torres, año 1986

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