Efemérides.- Fallecimiento de Pedro Pérez Hidalgo

Fecha publicación en la web: 17/06/2020 | 1.153 Visitas

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No por esperada, ha dejado de sorprendemos la muerte de Pedro Pérez Hidalgo el de enero de 2005 a los noventa y dos años de edad. Fue el último de los imagineros y tallistas consagrados en la postguerra y acogió con grandisimo cariño hacer el trono actual de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres en 1982.

Pedro nació en Málaga, el dia 12 de marzo de 1912, de madre malagueña con raices Perotas. Su padre, de profesión sastre, era granadino, por lo que la familia decidió instalarse en Granada, donde transcurrieron los primeros años de su vida. Allí, en aquella ciudad, descubrió el arte de la talla de la pintura y de modelado, despertandose en el el interés por el dibujo. Con catorce años ingresó en la escuela de Bellas Artes de Granada, donde tuvo profesores de gran fama, especialmente el que el consideraba el primero de su maestro, Luis de Vicente, acreditado constructor de tronos.

El primer año empezó con el dibujo y, en el segundo, le ofrecieron una beca para mharcharse a Madrid. Al hilo de esta actividad, muchos años después el artista manifestafia lo siguiente: «Tengo que confesar que lo que a mi siempre me gusto fue la pintura» Pero en pleno proceso formativo, a los diecisiete años volvió a Málaga, tras una breve estancia en Álora, pueblo de sus abuelos.

Inicialmente, vivió en la calle Especerias, luego en la calle Cilla, hasta que las obras del nuevo trazado del sector de Alcazabilla, le obligaron a desplazarse al Barrio de Capuchinos donde residirá hasta su muerte. La Malaga de aquellas fechas finales de los años veinte no se caracterizaban por la presencia de talleres de talla: «Cuando yo llego a Málaga mi desilusión es maxima, porque en Granadl allá por donde iba aparecía algun taller de escultura, talla, pintura, orfebreria, dorado, pero qui en Málaga no había nada de eso.»

Hizo el servicio militar en Madrid (1933), en ese intervalo conoció a Mariano Benlliure y otros artistas de la época así como contrajo matrimonio con la cordobesa Conrada Carrillo, del que nacieron tres hijos.

Después de la guerra civil vuelven Málaga, entrando a trabajar en el taller de Palma Burgos quien solicitó sus servicios ante la gran demanda de trabajos. En colaboración realizaron obras como el Cristo de la Buena Muerte o la Piedad, hasta que en 1942 se estableció por cuenta propia. El primer trono que realizó fue el del Cristo de la agonía.

Es también autor de retablos, de altares, de capillas y de imágenes. Inclusive en sus contactos con nuestra Hermandad a principios de los ochenta se ofreció a hacer totalmente gratis un retablo a la Virgen de Flores, a la que le tenía especial devoción por su madre y abuelos maternos. Solo había que poner la madera. De amplia aportación a la Semana Santa malagueña, quedan hoy algunas muestras vivientes en varias hermandades, como es el caso del inmenso trono de la Virgen de la Paloma, o piezas de la cofradia del Santo Traslado, de la Sentencia o de la Sangre.

Gracias a la constancia y a la eficacia del Hermano Mayor del Santisimo Cristo de la Salud, Eduardo Nieto, el viernes veinticinco de junio pasado en el restaurante «Doña Pepa», la Málaga cofrade le tributo un especialismo reconocimiento a tantos años de trabajo donde participaron unas ciento cincuenta personas representando a unas treinta cofradias de Málaga y provincia. Actúo de maestro de ceremonia el bordador Juan Rosén y el imaginero Ruiz Liébana regalo a la familia una replica del Cristo de Mena. El delicado estado de salud del artista le impidió asistir, por ello se proyectó un DVD realizado en su casa de la Alameda de Barceló donde se recordó parte de su producción. En nombre de Pérez Hidalgo, una de sus hijas y su nieta recogieron todas las concesiones entre las que destacó la promesa de Rosa Aguera, concejala de distrito y representante del Ayuntamiento de dedicarle una calle próximamente.

Nuestra Archicofradía se hizo participe materialmente en este homenaje con una placa conmemorativa, no pudiendo asistir ninguna representación física de la misma por celebrarse la clausura del cincuenta aniversario de la Brigada Paracaidista en Alcalá de Henares.

Revista Nazareno de las Torres, año 2005

Magnifico tallista, autor del trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres.

Este insigne escultor trabajo con el inolvidable Francisco Palma Burgos. Uno de sus primeros trabajos originales puede considerarse el trono de Maria Santisima De La Soledad, de la Cofradía de Mena, de Málaga.

En su casa de la Avda. de Capuchinos, en Málaga, nos recibió nuestro entrevistado de este número el día 7 de enero de este recién estrenado año. Dando muestras de verdadero entusiasmo por nuestro trabajo y con gran espíritujovial, nos atendió don Pedro Pérez Hidalgo, magnifico tallista, responsable del actual trono que porta a Nuestro Padre Jesús.

El resultado de nuestra visita fue el que a continuación se detalla:

-Tallista, imaginero y dibujante… Nace don Pedro Pérez Hidalgo en Málaga, el día 12 de marzo de 1912 en la calle Bara, pero, nada más que nacer, su vida transcurre por un sin fin de viajes. ¿A qué se debe ello, don Pedro?

– Sí, es cierto. Nací en Málaga, pero a los pocos días mi padre decide trasladar nuestra residencia a Melilla. Y a partir de ahí, por motivos propios unas veces, y por circunstancias adversas otras, no tuve residencia fija por tiempo prolongado.

– Se considera usted, ante todo, granadino. Explíquenos el porqué.

-Es en Granada donde paso mi primera infancia y adolescencia. Habla muchísimo ambiente sobre escultura y todo este tema a mí me gustaba muchísimo. Había bastantes tallistas. Me tentaba mucho la curiosidad y me gustaba ir a ver el taller de Navas Parejo. Aquellos años tuvieron una influencia determinante para mi vocación.

– ¿Fue usted discípulo de Navas Parejo?

-No. Cuando le conocí no sabía, ni siquiera, que era de Álora. Fue más tarde cuando me enteré de ello, tenía un encargado de taller que más tarde empezaría a trabajar por su cuenta, Luis de Vicente. Era valenciano y con quien me inicié en mi trabajo.

-Pero en qué momento de su vida ocurre esto?

-En el segundo año de estudios. Con catorce años empecé Bellas Artes con una peculiaridad: que comencé cuando el curso estaba ya iniciado y a pesar de ello me admitieron. Mis estudios avanzaron sobresalientemente, con lo que en el segundo patio me vi en las aulas de Luis de Vicente. El trono de la Esperanza, el del Paso y el de la Virgen de la Sangre son obras de este magnífico maestro.

A los 17 años, por motivos familiares, tiene que trasladarse a Málaga, justo en plena formación artística. ¿Qué le supuso el cambio?

– Por aquel entonces, el año 1928 aproximadamente, Málaga no tenía la acusada personalidad artística de Granada y busqué, pero sin demasiado éxito, talleres de talla, hasta que me hablaron de Cristóbal Rodríguez, granadino, quien me ayudó a contactar con otros tallistas conociendo así a Rafael Ojeda Sampedro y así poder seguir con mi actividad.

– ¿Y sus estudios?

-Bueno, una vez en Málaga, y con nuevos contactos, ingresé en la Escuela de Artes y Oficios, pues las condiciones económicas no daban para más. Fue entonces cuando conocí a Palma Burgos. Entablé muy buena amistad con él y terminamos trabajando juntos. En un convento abandonado durante la guerra, en calle Jinete, instalamos nuestro taller. La Piedad actual y el Cristo de Mena son de él.

-Cuéntanos un poco cómo va eso del modelar y el tallar.

-Primero hay que modelar en barro. Luego se le echa escayola para, cuando ha secado, abrir la escayola en dos piezas. Se seca el barro para volver a echar escayola y así tener el primer molde de barro pero ahora en escayola.

Una vez realizado el modelaje, se pasa a madera por puntos los originales de escayola.

– Lo hablamos dejado trabajando con Palma Burgos. ¿Pero con el servicio militar suyo se separan y cuando vuelven que ocurre?

– Que el panorama laboral estaba realmente lamentable y me dedico en mi taller de Capuchinos a hacer trabajos sobre antigüedades para un señor que tenía un establecimiento dedicado al tema. Antes de la guerra había poco trabajo y casi todo se dedicaba a las restauraciones y a muebles clásicos.

-Y después de la guerra que pasó con su trabajo?

– Después de la guerra tengo un feliz encuentro con mi amigo y antiguo compañero Palma Burgos, quien me requiere de inmediato porque hay una demanda enorme de trabajos, fundamentalmente religiosos.

– ¿Es en este momento cuando empieza su dedicación al tema religióso?

– Si, exactamente. Y algunos años después empezaría mi labor en solitario.

– ¿Cuál fue su primer trabajo como tal?

-Como original mío, se puede considerar el trono de la Virgen de la Soledad de Mena.

– ¿Y su estilo, Pedro? Háblenos de su estilo.

– Mi estilo es barroco, y dentro del barroco en sí, es un barroco gordo, típico de Granada. El de Sevilla, por ejemplo, es un barroco más simple, más suave, tirando hacia el Renacimiento.

El estilo granadino en las imágenes es más realista. Yo lo prefiero al de Sevilla porque es más natural y no tan retorcido. Considero estos detalles importantes porque un «santo» debe inspirar devoción y la talla de la imagen tiene un papel muy importante en ello.

-Una pregunta primordial que tenemos que hacerle es: ¿qué relación tiene usted con Álora?

-Con Álora, pues que mi madre era perota, si señor, y mi abuela devota del Señor de las Torres, además, algunos años de mi niñez los pasé en vuestro pueblo, recuerdo con mucho cariño mis correteos por la majestuosa Parroquia donde dábamos catecismo.

Me causó gran alegría cuando contactaron conmigo para hacerle el trono a Jesús, comenzaba la década de los ochenta y puse en aquel trabajo mis cinco sentidos por tratarse de la gente de Álora con quien sigo teniendo gran afecto.

Fotografía realizada el día de la entrevista, en la cual podemos ver a Alicia Luque Rivas, junto a Pedro Pérez Hidalgo.

Alicia Luque Rivas

Noelia Martínez García

Revista Nazareno de las Torres, año 1994

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