Efemérides.- Túnica bordada por el taller de San Carlos para Nuestro Padre de Jesús Nazareno de las Torres con el escudo de la Bripac en la manga

Fecha publicación en la web: 11/09/2020 | 4.377 Visitas

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En 1977, gracias a los grandes esfuerzos de nuestra Junta Directiva en aquel entonces encabezada por Manuel Morales, Antonio García, Francisco Carrasco, Salvador Morales, Jose Segura, etc…y a los alientos y ayudas económicas que recibimos tanto de un numeroso grupo de Hermanos como de nuestra querida Brigada Paracaidista, después de muchos esfuerzos y sacrificios conseguimos que «Nuestro Padre» estrenase su nueva túnica, bordada en oro y con el glorioso escudo de los «Paracas» bordado en la manga izquierda.

Una de las realizaciones de las que más orgullosa se sintió la madre patrocinio fue la túnica de nuestro padre Jesús de las torres, estrenada el jueves santo de 1977 después de dos años de proceso.

Primer Viernes Santo y Despedía con la nueva túnica en el año 1977

La figura de Sor Patrocinio será siempre recordada por todos los que la conocieron, de sus manos salieron exquisitas y primorosas piezas que son hoy orgullo de quienes las poseen y placer para quienes las contemplan.

A su taller de san Carlos acudieron incluso bordadores seglares del exterior, como Juan Rosen, que constituye hoy uno de los más singulares artistas de su género.

Trayectoria histórico-artística del taller de san Carlos en málaga.

Hace ya cuatros años qué en el humilde hogar de San Carlos, la sinfonía de la plata, el oro y la seda ha enmudecido. Atrás quedó casi un siglo de dedicación al noble arte de bordar, y es que lo que le ha ocurrido al taller de la Congregación Filipense de Hijas de María Dolorosa (conocido como San Carlos), es sintomático y merecedor de estudio. «Hoy en día, y esto parece que es un mal endémico en los talleres de religiosas, la falta de motivación del alumnado a la par de demanda (exigente, pero con nula formación en la mayoría de los casos), han obligado al cierre, con la consabida pérdida para el círculo artístico del bordado cofradiero, de uno de los exponentes más relevantes de los últimos cuarenta años» (1)

El bordado erudito o en oro como se le denomina más usualmente junto con las artes plásticas y ornamentales, encarna una serie de valencias significativas y simbólicas que acompaña al icono sacro, enfatizándolo en sus valores culturales y artísticos (2). Todo este fastuoso aparato se cimenta en una orquestación pulsada en clave barroca, estilo éste tan consustancial al sentir espiritual y humano del pueblo andaluz. Y fue precisamente este taller el que se erigió en un destacado protagonista dentro del contexto ya apuntado de las artes decorativas y cuya clientela principal fueron las cofradías.

Entretejer los fragmentados hilos de la historia de este centro resulta bastante complicado, toda vez que disponemos solamente de datos y referencias extraídos de la tradición oral y de la memoria de algunas personas que tuvieron contacto directo con las maestras y con las obras (3), puesto que el Libro de la Casa que debiera recoger cada uno de los acontecimientos más sobresalientes, no ha podido ser consultado. No obstante, el examen de diversos artículos publicados en periódicos de la época existentes en las diferentes hemerotecas locales y la consulta de bibliografía -aunque parca- especializada, nos ha permitido abocetar en grandes trazos la secuencia histórica del taller.

En 1882 se constituye el punto de arranque de la Orden en Málaga, y «desde un primer momento se planteó la necesidad de encontrar un medio laboral con el que poder sustentar la Casa, destinada en gran manera a la formación humanística y profesional de alumnas internas, alojadas en sus dependencias hasta la mayoría de edad» (4). Este primer inmueble se ubicaba en el popular barrio del Perchel (5), para desde allí trasladarse en la década de los 70 al actual (6). De su primera etapa (antes de la proclamación de la Segunda República en 1931), tan sólo disponemos de una lacónica reseña a su producción artesanal: escapularios y escudos para las capas de los hermanos de la Cofradía de la Expiración (1926). La crisis inconoclasta que se produjo en nuestra ciudad de un modo virulento en 1931 y 1936 con la consecuente persecución de la población religiosa que motivó el cierre temporal de talleres, será a partir de 1940 hasta 1988 cuando experimento un gran despegue. En un primer momento el centro artístico estaba regido por la madre Aurora Sánchez, comenzando la dura singladura de su restauración con la ayuda de tres oficiales y siete aprendizas.

Tras este inicial patronazgo estético de la citada maestra, un notorio elenco de bordadoras imprimieron para la Casa una consolidada reputación y fama: Isabel Moreno, Inés Ortiz, Elvira Rojas, Trinidad Jurado y otras. Esta última precedió a la figura de Sor Patrocinio Villa Prieto (7), alma mater del taller, de sus manos salieron exquisitas y primorosas piezas que son hoy orgullo de quienes las poseen y un inusitado placer estético para quienes la contemplan. Con su fallecimiento (8) el centro prácticamente desapareció, por lo que se puede decir que bordadora y taller establecieron un maridaje in solidum, una consanguínea relación.

Este opúsculo es un ínfimo y postrer homenaje a esta maestra del bordado andaluz (9) Su formación y con ello historiamos un poco su personalidad artística- corrió a cargo de la madre Amada Navarro Calderón y la madre Sagrado Corazón de Jesús (Ángela Navarro) en la casa conventual de Santa Isabel, de Sevilla, aprendiendo de ellas una depurada y pulcra habilidad técnica, así como el gusto por el detalle bien fenecido. En este centro hispalense, madre Patrocinio participó de un modo directo en notables obras que tuvieron especial resonancia en el marco malacitano paños de bocina de la Cofradía de la Expiración o en el juego de insignias del Mutilado (10), y una de las realizaciones de las que más orgullosa se sintió fue el manto de la almonteña Virgen del Rocío, realizado con la técnica de un punto milanés (11) sobre tisú de plata.

Seguía en sus bordados de un modo meticuloso el rectorado estético del diseño, bien si se trataba de dibujos propios o de otros artistas (Casielles, por ejemplo). Por su taller pasaron no pocos aprendices (12), que supieron más tarde trasladar al bastidor sus enseñanzas.

Tras su óbito, el silencio de oro reinó en las paredes del centro, durmiendo en un letargo a la espera de que se pueda reemprender la labor realizada durante décadas.

De todas las obras que conforman la nómina artística de su producción, un equilibrado ritmo palpita en sus formas, magistralmente acabadas. Acometer un análisis crítico no es nuestro empeño, pues lo que yace en estas líneas es solamente hacer una llamada a nuestras mentes sobre la vida y la trayectoria de un hoy callado taller artesanal, que vivió bajo la hegemonía artística de Sor Patrocinio una de sus más brillantes etapas (13).

NOTAS:

(1) NIETO CRUZ, Eduardo: «Artes decorativas». Semana Santa en Málaga. T.V. Edit. Arguval, 1990. Pág. 194. Comentario en la ficha-catálogo del taller de la Congregación Filipense de Hijas de María Dolores.

(2) DOMINGUEZ MORANO, Carlos «Aproximación psicoanalítica a la religiosidad tradicional andaluza». La religión en Andalucía. Biblioteca de Cultura Andaluza. Barcelona, 1985. Pag. 143.

(3) Desde aquí testimoniamos nuestro agradecimiento a religiosas y seglares del Centro que tan entusiásticamente acogieron la idea de publicar el presente artículo.

(4) NIETO CRUZ, Eduardo: Ibidem.

(5) En la calle Calvo, n.o 6.

(6) Barriada Portada Alta.

(7) Su venida a Málaga se constata en 1966.

(8) Falleció a consecuencia de una trombosis el 5 de mayo de 1992 a la edad de 75 años.

(9) Nació en la localidad cordobesa de Encinas Reales en 1917.

(10) Remitimos al lector al n.o 10 de la revista «VIACRUCIS», de Málaga Monográfico sobre Juan Casielles del Nido.

(11) Consiste en cubrir toda una superficie con pequeñísimas puntadas de diferentes tonos de color en delicada graduación. Vid. NIETO CRUZ, Eduardo: Semana Santa en Málaga. T.V. Edit. Arguval. Pág. 190. Capítulo dedicado a las artes decorativas,.

(12) Acudían al taller incluso bordadores seglares del exterior como Juan Rosén por citar alguno.

(13) Para un mayor conocimiento de la vida del taller y del valor humano de la maestra, remito al artículo publicado en la revista «La Saeta» Nov. 1981. Pág. 24-5. «Las monjas de San Carlos».

REPRODUCCION ARTISTICA

Catalogar de un modo preciso todas y cada una de las obras salidas de este taller, es un menester arduo y complejo. Muchas son las piezas en que la memoria por no tener un registro escrito- palidece a la hora de detallar-las, desde aquí abogamos a los talleres hoy vigentes a inventariar sus creaciones dado que el inexorable paso del tiempo hace enturbiar la cronología y la paternidad de las realizaciones plásticas si no se mantiene un seguimiento meticuloso y exhaustivo, plasmado en su soporte gráfico-literario.

Eduardo Nieto Cruz

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